Compartir cada día la construcción de ideas, sueños, esperanzas; y también la lucha con las dudas, los desvelos y las angustias; dibujando a cada instante, colectivamente, los trazos del porvenir. De eso se trata...!

sábado, 27 de septiembre de 2008

Posturas Firmes

"Dios me libre de ser imparcial frente a tantas cosas serias
que reclaman militancias!". Fulcar (2006)

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PRD: Ser Minoría Inteligente en el Congreso


La iniciativa de reforma constitucional presentada por el presidente Leonel Fernández llega a un Congreso Nacional dominado por una mayoría oficialista que, aunque con heterogéneos intereses tácticos a su interior, no parece dispuesta a desafiar al “príncipe” en sus designios, sobretodo después de que el proponente, en el triple papel de Presidente del Partido de la Liberación Dominicana, Presidente de la República y Candidato Reeleccionista, demostró no conocer límites ni detenerse ante nada en la carrera avasalladora de su avidez.

Una propuesta llevada en persona, con marca de precedente, para que no se dude de su paternidad, que desconoce una parte importante de los resultados de la Consulta Popular para la Reforma Constitucional, realizada entre agosto del 2006 y febrero del 2007, para no divagar en el objetivo personal que la motiva, orientada a desmontar el “nunca jamás”, como aparejo para su ya acariciado retorno en el 2016, y con la Asamblea Revisora como mecanismo reformador, en negación a décadas de postulaciones moradas sobre las bondades de la vía de la Constituyente, para no correr riegos de ninguna especie, o para, chantaje en ristre, advertir a los suyos que si algo fallase sería culpa de ellos, de nadie más, exponiéndose al peso demoledor de un instrumento llamado poder presidencial.

El plan luce perfecto, todo aparenta una consumación por adelantado y, bajo esas premisas, parecería razonable la resignación y hasta comprensible un tirada de toalla por parte del Partido Revolucionario Dominicano y de la oposición en su conjunto, quedando terreno sólo para alzarse en la tribuna de los abusados a denunciar quejosamente, a ojos mojados, el abuso del más grande contra el más pequeño. Retirarse y punto, parece ser la salida.

Pero no, es el momento de dar la cara y echar la pelea, no con el lamento de los débiles ni con el reclamo de los abusados, sino con la contundencia de la razón, con la fuerza de los argumentos, actuando coherentemente, convincentemente; recogiendo la voluntad de las mayorías expresada en los resultados de la Consulta, reivindicando las aspiraciones y propuestas de importantes sectores y organizaciones sociales en torno a la reforma, su contenido y la vía para realizarla.

Es posible que no tengamos motivos para razonables optimismos quienes aspiramos a que la reforma número 37 de la Constitución, desde que fuera promulgada el 6 de noviembre de 1844, pudiera superar el coyunturalismo preponderante en casi todas las ocasiones anteriores, armadas en beneficio de los poseedores del mago del status quo, y ser la expresión legítima de las aspiraciones de las mayorías, no solo la artesanía de los expertos. Eso es posible, pero la lucha es luchando y el momento es propicio para diferenciarse.

Corresponde al PRD hacer una reivindicación histórica de sus posturas mas progresistas en este campo, como resarcimiento social de los errores del 2002, en demostración de un partido que supera extravíos y recupera rumbos; recoger posiciones mayoritarias de la Consulta Popular omitidas o desconocidas en el proyecto del presidente Fernández, como señal de que centra su mirada en la gente; abanderarse de los aspectos que en la Carta Magna representarían el progreso, la profundización de la democracia y la justicia social, como indicativo de recuperación de su perfil histórico.

Y abrazando esas banderas, articularse con las posturas de la sociedad civil y el movimiento progresista, contribuir a la movilización política del pueblo, entendiendo que ganar no es sinónimo de imponer una decisión con una mayoría legislativa; que ganar, para el PRD, en esta coyuntura, es acercarse hacia la representación legítima del pueblo, el alzamiento de voz colectiva con la gente, la construcción desde la oposición militante y propositiva, positiva y proactiva, de nuevas rutas de victoria desde una nueva mayoría que se construye en el día a día. A eso es que llamo minoría inteligente.

martes, 16 de septiembre de 2008

Posturas Firmes

"Dios me libre de ser imparcial frente a tantas cosas serias
que reclaman militancias!". Fulcar (2006)
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Alcances y Contexto Socioeconómico y Político de la Legislación
sobre el Financiamiento de la Educación Dominicana
El mandato taxativo la Ley General de Educación No. 66-97, de que el estado debe hacer una inversión anual en educación del nivel del 4% del Producto Interno Bruto o del 16% del Presupuesto Nacional, el que fuese más alto, tiene su origen en el amplio movimiento social que se desarrolló en la República Dominicana a inicios de los años noventa.

La “Década Perdida”, como se conoce la depresión económica de la década de los 80s, que deprimió los índices de desarrollo humano, ampliando la brecha entre los países pobres y los ricos, hasta el punto de que entre los años 1981 al 1990, la economía sufrió un descrecimiento per cápita del PIB de 3.86 puntos porcentuales en la República Dominicana, de 2.31 en América Central, de 4.18 en el caribe y de 0.39 en el mundo, se expresó de forma dramática en el sistema educativo nacional. A consecuencia de ello, nuestro país sufrió un profundo deterioro de los servicios públicos y de la calidad general de vida de la gente, a la vez que se generaron fuertes confrontaciones sociales

En el campo de la educación, la crisis se expresó en insuficiente asignación presupuestaria, escasa cobertura del sistema, falta de pertinencia y relevancia del currículum, elevado ausentismo escolar, creciente deserción tanto estudiantil como magisterial, altos niveles de repitencia y débil calidad de la educación recibida por quienes lograban acceso a ella, para un cuadro general de bajos niveles educativos de la población, deterioro de todos los indicadores de eficiencia interna e ineficacia general del sistema educativo.

La situación se expresaba también en la falta de voluntad política para enfrentar la situación, la escasez de dolientes compromisarios de la educación en los distintos sectores sociales y el maltrato de los actores, conformando un cuadro de descrédito general y de casi paralización de la educación, en un contexto caracterizado por la crisis post-electoral y la confrontación política.

Para entonces, en el campo internacional se concertaban importantes compromisos a favor del impulso a la educación, como son los casos del Proyecto Principal de Educación de América Latina y El Caribe, aprobado en Quito, Ecuador, en abril del 1981, y la Conferencia Mundial Educación para Todos, celebrada en Jomtien, Tailandia, en marzo del 1990, con la presencia de la gran mayoría de los países, en la que se presentó con crudeza el diagnóstico de la educación y los países pactaron el compromiso de transformar sus respectivos sistemas educativos.

Aunque en el país se formuló un Plan, orientado en los compromisos de Quito, enfocado hacia la escolarización de la población en edad escolar, la alfabetización y educación de adultos, y la calidad y eficiencia del sistema educativo, no se emprendió con la contundencia de lugar. Importantes sectores sociales (empresarios, educadores, sociedad civil) comenzaron a preocuparse por la situación, generando movimientos, con el apoyo de organismos internacionales, que contribuyeron a sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de elevar los niveles educativos como condición para que la nación superase la crisis y emprendiera las sendas del desarrollo.

Surge así Plan Educativo (1988), un espacio auspiciado por la Asociación de Industriales de Herrera; el Instituto Tecnológico de Santo Domingo y la Fundación Friedrich Ebert, que reúne en diversos eventos de análisis de la situación educativa nacional a empresarios, educadores, investigadores y autoridades educativas, etc., y formula en enero del 1990 el Decálogo Educativo, diez metas de país en materia educativa. Surge también Acción para la Educación Básica, EDUCA, una organización impulsada por el empresariado para apoyar cambios en la educación nacional.

Dos eventos claves en este proceso de concienciación social fueron, por un lado, el VI Congreso Nacional de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), celebrado en septiembre del 1990, en cuyo documento “Situación de la Educación y Perspectivas para el año 2000”, se identifican como problemas fundamentales de la educación nacional: 1.- La Calidad; 2.- La Base legal; 3.- El financiamiento; 4.- Las condiciones de vida de los Docentes; 5.- El analfabetismo; y 6.- La información sobre el Sistema Educativo. Por el otro, fue la firma, en 1991, del documento Un Pacto con la Patria y el Futuro de la Educación Dominicana, elaborado por la Comisión Presidencial, nombrada mediante el decreto No.209-91, con dos compromisos básicos, que eran mejorar las condiciones de los docentes y colocar la educación como elemento fundamental para el desarrollo, para lo cual debía ser revisada la Ley Orgánica de Educación 2909-51.

Sobre esas bases, se formula el Plan Decenal de Educación 1992-2002, la más importante experiencia de articulación, consenso y movilización social en torno a la educación, elaborado mediante una estrategia plural, amplia y participativa; con propósitos, planes y metas que trascendían las diferencias políticas, económicas, sociales, religiosas, laborales y de cualquier otra índole. Este plan tiene mucho que ver con los avances, limitados aún, que puede mostrar la educación nacional con relación a la situación de los 80s.

Entre las reformas importantes del Plan Decenal está la creación de la Ley General de Educación No. 66-97, otra expresión de arduas labores de concertación entre los distintos sectores nacionales, por cuyo origen terminó siendo el proyecto de nadie y la Ley de todos y todas. Uno de los consensos más amplios alcanzados en la formulación de dicha ley se produjo en torno al financiamiento de la educación, por la conciencia de los involucrados sobre su indispensabilidad para materializar los cambios propuestos en la reforma e instituidos en la legislación.

Hijo de esa conciencia es el Título X, Capítulo único de la Ley 66-97, que dedica ocho artículos (del 197 al 204 inclusive) a definir las fuentes de financiamiento de la educación dominicana, con tres importantes disposiciones alrespecto, que son:

El Nivel de Inversión del Estado: Art. 197.- “El gasto público anual en educación debe alcanzar en un período de dos años, a partir de la promulgación de la presente ley, un mínimo de un dieciséis por ciento (16%) del gasto público total o un cuatro por ciento (4%) del producto bruto interno (PBI) estimado para el año corriente, escogiéndose el que fuere mayor de los dos, a partir del término de dicho período, estos valores deberán ser ajustados en una proporción no menor a la tasa anual de inflación, sin menoscabo de los incrementos progresivos correspondientes en términos de porcentaje el gasto público o del producto interno bruto (PIB)”.

Art. 199.- “Con el objeto de apoyar las iniciativas de los particulares que tiendan a fomentar la educación de la población dominicana se establecen los siguientes incentivos fiscales:

“a) Las donaciones efectuadas por las empresas a las instituciones sin fines de lucro, consagradas a la actividad educativa, a la investigación y al fomento de la innovación tecnológica, quedarán exentas del Impuesto sobre la Renta hasta un cinco por ciento (5%) de la enta neta disponible…”.

“b) Queda exonerada todo tipo de arancel de aduana así como del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) la importación y venta de los materiales y equipos educativos, textos e implementos necesarios para las actividades educativas y docentes de los niveles pre-universitarios”.

Art. 201.- “Para el cumplimiento de los fines educativos consignados en la presente ley, se crea el Fondo Nacional de Fomento de la Educación que estará constituido por los aportes que haga el Estado, por las donaciones particulares y por los recursos que genere el mismo o que de acuerdo con a ley le corresponda”.

Art. 203.- “El Fondo Nacional de Fomento de la Educación se nutrirá de las fuentes siguientes:
a) Las herencias que no hayan sido reclamadas por herederos legítimos en el tiempo estipulado por las leyes sobre la materia, o las que habiendo sido en ese período, resulten vacantes, por carecer de derecho quien reclame, decidido por resolución de la autoridad judicial competente;
b) El cinco por ciento (5%) de todos los impuestos sucesorales existentes a la fecha de la presente ley;
c) El cinco por ciento (5%) de cualquier bien inmueble que venda en Estado;
d) El veinte por ciento (20%) del monto total de las cuentas inactivas en los bancos y en las asociaciones de ahorros y préstamos cuyos plazos de reclamación hayan perimido de acuerdo a la ley;
e) Todas las incautaciones que realicen las autoridades aduanales, fiscales o de policía, por evasión, contrabando u otra causa.

Las precisiones anteriores sirven para evidenciar las bases sociales, políticas e institucionales de la disposición legal sobre financiamiento de la educación; para contribuir a la corrección de los cálculos que suelen hacerse sobre los montos dejados de invertir históricamente y para explicar una de las principales causas de los ajos niveles que en materia de educación acusa nuestro país.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Recesos

"Tomar un respiro al fuego para labrar una flor"
Fulcar (2002)
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Vida de Enigmas
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Qué compleja es la vida,
con sus brumas, tormentos, sus dudas e ironías,
que aunque sean a veces cosas muy pasajeras,
siempre serán las cosas de hoy y todos los días.

En cada alba inauguras un laberinto nuevo
que surcas, paso a paso, desnudo de certeza,
mas claro o mas oscuro, mas breve o mas extenso,
porque no sabes cuando te asalta una sorpresa.

Cada día es un vientre de bosque indescubierto,
un viaje hacia el espacio sin una coordenada,
puede acostarse el día sin que haya novedades
o puede, a cada instante, tramarte una jugada

Que a veces es sorpresa inmensamente hermosa,
dulce como la miel, cual premio, venturosa;
y otras es humareda de pena, dolorosa,
como la espina intrusa que imperfectúa la rosa.

Y en medio del camino, en pequeñas paradas,
igual que rueda un filme revisas lo vivido;
y antes de que termine un sobresalto irrumpe,
imponiendo el inicio de un nuevo recorrido.
Abril 24 del 2003
2:16 p.m.

Recesos

"Tomar un respiro al fuego para labrar una flor"
Fulcar (2002)
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Versos Perdidos
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Me dices que perdiste aquellas notas
que con tinta del corazón yo te escribí,
y que lamentas cuando las evocas,
porque fueron importantes para ti.

No te lamentes, corazón, por eso,
que los perdidos versos que te di
no tienen más valor que el primer beso,
que, cual raudo ladrón, robé de ti.

Y no es que su extravío yo no lo siento,
tal como el de la flor que se cultiva;
es que más que la flor que lleva el viento,
valoro la raíz que le dio vida.

Y si buscas mas hondo que la raíz
de donde floreció aquel poema,
encontrarás la sabia que, en desliz,
hizo correr tu dulzura por sus venas.

Lo que quiero de ti, princesa mía,
es que, al evocar aquel dulce poema,
pienses que fuiste tú la musa mía
y te invada el orgullo, no la pena;

que más valga para tí la primavera
que la huida de las flores y sus penas,
lo importante eres tú, mi dulce fiera,
tu presencia ha de parir nuevos poemas.
Septiembre, 2007

Posturas Firmes

"Dios me libre de ser imparcial frente a tantas cosas serias
que reclaman militancias!". Fulcar (2006)
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La Educación es el Puente entre el Futuro y el Presente
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(Intervención en el Acto de Graduación del Doctorado en Liderazgo Educacional, impartido por la Nova Southeastern University y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), el sábado 02 de abril del 2005, en los salones de la Casa “San Pablo”

Dr. Roberto Fulcar E.


Al considerar la brecha de oportunidades como fuente de primer orden en la generación y reproducción en el mundo de las cadenas de pobreza, y ganar fuerza la idea de que el acceso a la información y el conocimiento dejaron ya de constituir aspiraciones suntuarias reservadas a exclusivos círculos de la ciencia y la academia, para convertirse en necesidad de primer orden y derecho fundamental del ser humano, la civilización presente reconoce a la educación un valor sin precedentes.

Es la presencia del más reciente salto histórico en la función asignada a la educación desde los albores de la humanidad, cuando se reducía a un subproducto de la vida en sociedad o de las actividades productivas en las que participaban los miembros de la comunidad, antes de pasar a convertirse, con el desarrollo de las formas sociales de producción, en una actividad que asumieron miembros especializados de la sociedad; hasta que surgieron los Sistemas Educativos Públicos o Estatales, cuando los Estados descubrieron la enorme influencia de la educación en la gobernabilidad y en la producción de la riqueza, y reclamaron para sí la función educativa.

Desde entonces, la historia de dichos Sistemas se identifica por la sucesión de los objetivos que se han propuesto en diferentes momentos históricos. En América Latina, en las últimas décadas, los Sistemas Educativos han pasado por tres grandes momentos: Primero fue la alfabetización, después la cobertura y la equidad, y hoy día vivimos el tercero, centrado en la lucha por una educación de calidad social; es decir, para todos y todas.

Inmediatamente después del triunfo de las jóvenes repúblicas latinoamericanas sobre el colonialismo, la alfabetización fue su meta educativa. Se trataba de preparar a los hombres, que hasta entonces habían sido súbditos, vasallos o esclavos, para la nueva condición de ciudadanos y se pensaba que, para ello, aprender a leer y escribir era imprescindible.

Más tarde, con el progreso de las ideas democráticas, la cobertura y la equidad pasaron a ser los objetivos generales de los sistemas educativos. La educación, de ser un privilegio de algunos dentro de la sociedad, de estar incluso prohibida para otros, llegó a ser un derecho de todos; se transformó así en una obligación del Estado Democrático que debe proporcionarla a todos por igual.

Actualmente la meta fundamental educativa en Latinoamérica y, probablemente, en todo el mundo es la calidad de la formación que el estudiante recibe del sistema educativo, entiéndase las competencias del egresado del sistema.

Y lo es aún más en un contexto regional y global en el cual ni el oro ni el petróleo; ni la tierra ni los ejércitos son activos capaces de desafiar el valor que representan los recursos humanos educados, formados y comprometidos; es decir competentes. Porque ya no son los viejos poderíos, sino la información, no son las apetencias, sino las competencias; ya no son las riquezas tradicionales las que hacen grandes a las naciones, sino su éxito en garantizar sostenidamente a todos/as sus ciudadanos y ciudadanas una educación de calidad social, mediante un sistema caracterizado por la pertinencia, la relevancia, la eficiencia y la eficacia.
Un sistema educativo así concebido, requiere disponer de recursos profesionales de elevada calificación en lo científico, lo pedagógico y lo metodológico, de competencia académica y sensibilidad social; orientados por el horizonte de un planeamiento estratégico, sustentado en la fiabilidad del dato resultante de la investigación, la evaluación, la supervisión y el seguimiento sistemáticos, como forma de ir superando la que, a nuestro modesto parecer, constituye la más grande deficiencia de los países latinoamericanos, que es la indigencia estratégica, esa insostenible tendencia a buscar soluciones cada día a los problemas de cada día, con los recursos de cada día y mediante las estrategias que se nos ocurran caca día.

Si partimos del hecho de que los resultados de más de un informe de Comisiones Internacionales que han pasado por el país, los juicios de las Asociaciones de Empresarios, de las instituciones dedicadas a la educación, de los estudios realizados por las universidades dominicanas y, en fin, de los resultados que se obtiene de evaluaciones como las Pruebas Nacionales, nos hablan de que la calidad de nuestra educación, a pesar de los avances obtenidos, es aún baja, no podemos concluir sino en que el logro de esa calidad educativa, considerada como un valor determinado por numerosos factores endógenos, exógenos y mixtos, es, por tanto, un problema que tiene una importancia social de primer orden.

En esa perspectiva se ubica la invaluable contribución hecha al sistema educativo y la nación dominicana por parte de la Nova Southeastern University, el Instituto Tecnológico de Santo Domingo y las demás instituciones articuladas en dos exitosos proyectos, como han sido la Maestría y el Doctorado en Liderazgo Educacional, ambos de alta competitividad no sólo por la rigurosidad científica, temática y metodológica en que se orientaron, sino también por la corriente investigativa que abrazan, en la que se propugna por la cultura de las soluciones de los problemas concretos de la educación, más allá del simple y repetitivo análisis quejumbroso de nuestras debilidades.

Aquí está el producto de un sostenido esfuerzo, en el cual la sociedad dominicana invirtió significativos recursos que los graduandos y las graduandas estamos en el sagrado deber de compensar, aportando lo mejor de nosotros a la causa de la educación, la democracia y el desarrollo con equidad; y que el Estado y los demás tomadores de decisiones tienen el deber y la oportunidad de incentivar, promover y aprovechar al máximo, sin imponer otros requisitos que no sean la cualificación, la disponibilidad al trabajo y la ética profesional .

Por ello, no representaría yo dignamente a esa prometedora generación de profesionales que constituyen los graduandos de la Maestría, y mucho menos a mis queridos colegas del Doctorado, si en su nombre y representación, como en el de la comunidad educativa nacional y el País no hiciera justicia al expresar profunda gratitud a la universidad de NOVA por la osadía de llagar hasta la República Dominicana con lo que al inicio parecía una quimera, al INTEC, por haberse convertido en su eficiente aliado estratégico; al gobierno dominicano, a través del Secretariado Técnico, La SEE y el ITLA, por el apoyo institucional y financiero que brindaron desde el inicio de los programas; así a la UCATECI, la Universidad Nordestana, las empresas y otras instituciones que contribuyeron a su éxito; y en la articulación eficiente de tantas actores positivos, a quienes han constituido la bujía inspiradora desde principio a fin, un equipo de gerentes liderado por los doctores Armando Rodríguez y Pedro Hernández.

Gracias inmensas a todos y todas, porque militamos en el convencimiento de que sin educación, la libertad no es más que una falacia, porque ¿puede concebirse libre a un ser ignorante?; sin educación, la democracia es una caricatura, que asume los ribetes de las más disímiles manipulaciones; sin educación, la justicia es una farsa, expresada por igual en circos cómicos que en circos trágicos; sin educación, el bienestar es un inducido capricho, que por minutos apunta a lo sublime y al instante puede asumir lo ridículo, que tanto puede abrazar motivos de vida como motivos de muerte; sin educación, la felicidad es una ilusión, similar a la del que llena sus manos del agua de la fuente, pretendiendo tener atrapada entre sus dedos la corriente; y sin educación, el porvenir es una sombra con garras que te arrastra a la caverna y vuelve oeste el horizonte.

Nos anima la esperanza de que los espacios, a veces más largos y a veces más cortos, pero casi siempre escabrosos, entre la realidad presente y el porvenir de la nación dominicana, deben encontrar en la educación el verbo humanista y la fortaleza solidaria para ser exitosamente vadeados; por cuanto estamos profundamente convencidos de que todo lo bueno que deseamos para nuestro país ha de contar con la educación para que prenda y sea sostenible, porque la educación es el puente entre el futuro y el presente.

Muchas Gracias!