Compartir cada día la construcción de ideas, sueños, esperanzas; y también la lucha con las dudas, los desvelos y las angustias; dibujando a cada instante, colectivamente, los trazos del porvenir. De eso se trata...!

jueves, 21 de mayo de 2009

Posturas Firmes

"Dios me libre de ser imparcial frente a tantas cosas serias que reclaman militancias!". Fulcar (2006)

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Miguel: Corazón de Presidente!
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(A partir de la intervención en el acto de apoyo a Miguel Vargas, realizado el 25 de abril, en la Seccional del PRD en New Jersey)

Por: Roberto Fulcar, Ed. D.

Escrito el 30 de abril del 2009

Cualquier examen objetivo de las posturas de los y las perredeístas frente a los distintos problemas, desafíos, eventos y competencias, tendrá como hallazgo casi invariable la expresión de diferencias en cuanto a los juicios y prejuicios, simpatías y antipatías, apoyos y rechazos, sentimientos y resentimientos. Los perredeístas disfrutamos discrepar, enfrentarnos hasta por los asuntos más simples e intranscendentes.

Esa conducta distintiva del perredeismo encuentra en este momento histórico una excepción, motivada en la conjugación de una sentida necesidad con una justa aspiración, como para dar razón de ser a la denominación clásica del “problema fundamental de la filosofía”, la relación entre el ser social y la conciencia; es decir, el peso que ejercen en el pensamiento y los sentimientos de las personas las condiciones materiales en que se desenvuelve su existencia.

Esa necesidad está definida por las precarias condiciones en que subsisten las grandes mayorías de las huestes perredeístas, empobrecidas, hambreadas, marginadas; y esa aspiración apunta hacia la identificación de vías que les garanticen mejoría económica, movilidad social y reconocimiento a través de oportunidades de empleo y relaciones de poder, en un país en el cual el estado es el principal empleador.

Apreciamos a un partido decidido a buscar el gobierno, sin más dilaciones que las esperas constitucionales, sin distracciones, sin entorpecimientos. La militancia blanca parece no poder entender y no querer escuchar nada, absolutamente nada contrario a ese propósito unificador; por eso no pone atención a ningún discurso que no proclame como cosa fundamental el retorno al poder, ni transita caminos que entienda divorciados de las rutas de victoria dibujadas en su imaginario. Los y las perredeístas no quieren inventar.

Ese partido que, salvo excepciones que sirven sólo para justificar la regla, está enfocado en la lucha por ganar, ha escogido a un dirigente para convertirlo en el instrumento humano de ese propósito, en guía de esa aspiración, en líder de esa misión y en la inspiración de esa batalla. Porque los partidos no constituyen fines en si mismos, sino instrumentos de un ideal, guías de aspiraciones y esperanzas de conglomerados sociales.

El escogido por las bases es Miguel Vargas, que se ha tomado muy en serio tal responsabilidad y se ha enamorado de ella, cortejándola cada hora, tejiéndola cada minuto. No se ve todos los días a una persona tan claramente interesada y tan militantemente comprometida con una causa como se puede apreciar en el ingeniero Vargas Maldonado.

Miguel se levanta y se acuesta cada día con la candidatura. Piensa en el partido y analiza el país, da seguimiento a la convención a la vez que se interesa por la reforma constitucional; atiende las seccionales del exterior como se adentra en los municipios; está atento a la prensa y a lo electoral, pero no descuida nunca la estrategia.

El luce enamorado del poder y parece dispuesto a conquistarlo, se le nota complacido de esa lucha cotidiana, y cada acontecimiento interno como cada paso externo lo dibujan mas claramente en el perfil que la militancia blanca, ansiosa de poder, estaba procurando: Un hombre decidido, un dirigente con hambre de poder, un candidato con garras políticas, una persona entregada a la construcción de la victoria; es decir, un líder con corazón de presidente.