Compartir cada día la construcción de ideas, sueños, esperanzas; y también la lucha con las dudas, los desvelos y las angustias; dibujando a cada instante, colectivamente, los trazos del porvenir. De eso se trata...!

jueves, 16 de octubre de 2008

Posturas Firmes

"Dios me libre de ser imparcial frente a tantas cosas serias
que reclaman militancias!". Fulcar (2006)
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Hacia la Quiebra Moral?
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Paso a paso, hecho a hecho, a la nación dominicana se le viene imponiendo una lógica turbia, una inicua racionalidad, un sentido común torcido, en un penoso derrotero hacia la quiebra moral y el abandono de todo valor de dignidad, ética y decencia.

En la economía y en la política, en la comunicación y la religión, en la academia y el movimiento social, por los cuatro costados, el país respira escasez de asombro, permisividad institucional y social, individualismo y equilibristas complicidades hasta con lo peor.

El oficial percibe un bajo salario, todos lo sabemos, sin embargo lleva una vida ostentosa, de mansiones, vehículos de lujo, casas de veraneo, caras bebidas y comidas, suntuosas prendas, mantiene a varias familias, y nada de ello es óbice para que se le repute, sin sonrojo, de militar honesto.

El político es de conocido origen humilde, sin exitosas profesiones, sin herencias ni lotos, no tiene empresas ni buen empleo y, sin embargo, invierte millones en las primarias internas de su partido y también en las elecciones generales, en procura de ganar un cargo electivo cuyo sueldo no compensará los gastos incurridos para obtenerlo; pero eso a todos nos parece cosa normal.

El banquero decide jugar a la ruleta rusa con los depósitos de sus ahorrantes, el banco se hunde, se afecta la economía y el país empeora, pero un funcionario decide desinteresar el estado del caso o una prestante oficina de abogados asume su defensa bajo el argumento de que no era sólo ese banco el que despilfarraba lo ajeno, y terminan consagrados como buenos defendido y defensores.

Cualquier promotor de juegos de azar o de centros de corrupción acumula suficiente dinero y no tendrá obstáculos para convertirse en una importante figura, comprar el calificativo de filántropo y llegar a ser un líder político, empresarial o social al que terminamos aplaudiendo por exitoso.

El señor se fue en yola o compró un “machete” para cruzar al exterior, al poco tiempo regresa cargado de todo, adquiriendo costosos bienes y exhibiendo la mayor riqueza; levanta una mansión a la vista de todos, lo vemos todos los días y lo tratamos con mayor respeto que al hombre de trabajo que mantiene a su familia mediante el trabajo digno, hasta le damos la mejor silla si decide visitarnos.

Hasta asumir el cargo público, no tenía más que el día y la noche; ya funcionario, todo le cambia, el lustre y los hábitos, los sitios y los gustos, los amigos y las aspiraciones. Su consumo engorda igual que su bolsillo y sus cuentas, tanto que le sobra para comprar voces, plumas y silencios; todos lo vemos, todos lo sabemos, pero encontramos motivos para considerarlo un funcionario ejemplar.

Son corruptos evidentes, pero poderosos; de penosa conducta, pero distinguidos; viven de las malas artes pero son filántropos, promueven lo peor, pero bien se visten; son un desastre ético, pero concurren a misa; representan lo peor, pero se les glorifica. Nos encontramos frente a un triste reparto de miserias.

Aquí, el dinero parece poder lavarlo todo, taparlo todo, arreglarlo todo; justificarlo todo, minimizarlo todo o exagerarlo todo, según sea el sentido en que corre el interés. Aquí todos escogemos un malo sin dolientes para crucificarlo, en pedestal de hipocresía, si antes sus ventajas no llegan a convencernos, y muchos malos preferidos, para lavarlos; porque aquí vamos adquiriendo una enorme capacidad para hacer cegueras de lo que vemos, para construir sorderas de lo que oímos, para imponernos silencios de lo que sabemos de sobra, como haciéndonos los locos.

Se necesita que el país reoriente su rumbo, se requiere la voluntad de sus mejores hijos e hijas para torcer ese camino perverso, urge que detengamos esa carrera hacia la quiebra moral de la nación dominicana.