Compartir cada día la construcción de ideas, sueños, esperanzas; y también la lucha con las dudas, los desvelos y las angustias; dibujando a cada instante, colectivamente, los trazos del porvenir. De eso se trata...!

sábado, 12 de julio de 2014

La Trascendencia de lo Sencillo en el Acto de la CONVERGENCIA.

“El fuego ha sido encendido, y corre a paso firme pueblo adentro, con amor y determinación; al lomo de claros propósitos, tan colectivos que ya nadie podrá detenerlo!” @RobertoFulcar

En un acto sencillo, sin estridencias, la Convergencia por un Mejor País ha presentado hoy sus primeras credenciales.


Sin ser un lanzamiento, que habrá de venir más adelante, mostró su cara de optimismo y compromiso, sus músculos adolescentes asentados sobre los genes del 1844, de la Restauración, de abril o de las miles de pequeñas batallas ciudadanas, muchas veces invisibilizadas por el control mediático de las peores fuerzas, y también de las peores plumas y bocinas, sirviendo a los peores intereses. 

Discursos cortos de largo alcance, actuaciones en actos breves pero abrazantes, aplausos y abrazos que compitieron por el protagonismo de una jornada en la que prevaleció como ampliamente mayoritaria la lógica de lo colectivo, fueron abriendo paso, en rieles de tabla y canto, al compromiso con lo trascendente.

Lo de hoy, seis de julio, en el hotel Dominican Fiesta, de Santo Domingo, fue un acto de Nación, para reforestar la esperanza de que lo colectivo, lo humano, lo ético, lo decente es posible hasta en este pobre país que se comen por pedazos un grupo de sujetos, cual pastel adictivo del que han jurado no despegar sus hocicos.

Como he dicho decenas de veces en tantos escenarios de los que hemos tenido que compartir con mis compañeros y compañeras del PRD Mayoritario, no se trata del conteo aritmético de sumas de pedazos, sino del parto abundante que espero devendrá del vientre fecundo de la unidad seria, sincera, no utilitaria sino compromisaria de lo mejor de la patria.
 
En esa lógica se fundamenta nuestra afirmación, desde finales del 2012, de que “no es verdad que se haya perdido irremediablemente el 2016”, como tantas veces escuché afirmar. Lo que se perdió fue la afrenta del 2012. Todo lo porvenir dependerá determinantemente no de cuántos somos, sino de lo que armemos. 

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