


Lo llevaron bautizado ley al Palacio Nacional. Danilo callaba, los depredadores se movían con maletines de convencimiento a comunicadores, opinadores, políticos y compadres influyentes, mientras los de la corporación se decían unos a otros que, con esa aprobación, se limpiaban un poco, y celebraban.
El otro, el presidente de la corporación se manejaba, decía a los depredadores:
Ese es un tema difícil y nosotros
queremos respetar la independencia de los poderes, mientras les decía al
otro bando: mientras gobierne el PLD
mande, está garantizado en interés nacional, no es Danilo quien gobierna, sino
el Comité Político del PLD. Euclides Gutiérrez le reforzaba.
Y Danilo callaba. Iban y venían los organismos internacionales, lobistas
y los beneficiarios del patio que cobraron a la flor. Llegó el día, y a la
última hora el Presidente firmó, hasta en un papel con errores en el timbrado:
Ley rechazada, Ley devuelta!.
En Senado, el de los discursos de la sangre por la Patria, recogió
banderas y renegó de la ley toda, no de unos puntos, sino de la ley completa.
Casi todo el Senado, apenas excluyendo a tres, e incluyendo a Reinaldo Pared, su presidente por muchos años y
aspirante presidencial. Otra vez decidieron sin leer? . Si es verdad
avergüenza, si es mentira, indigna.
Comité Político, Poder Ejecutivo, Congreso, Senado, Bocinas, toda la corporación quedó al desnudo, sin reparar en que lo hacía frente a una loma virgen, verde, fructífera e inspiradora como la de Miranda, un verde moño de dignidad nacional entre La Vega y Bonao.