Las cuatro de la tarde no es la hora en la que me hubiese
gustado llegar, prefería haber estado más
a tiempo, de modo que pudiera saludar y compartir con tantos viejos amigos y
amigas que suelen concurrir a tan significativo evento, desde muy disimiles puntos del país y del exterior (más
de lo ultimo), como hormigas en carreteras no dibujadas tras un terrón de
azúcar.
Pero no me fue posible, mis compañeros en Laurence requerían
de que realizáramos una agenda que no estaba en mis planes del viaje, pero a su
entender era de alto interés político hacerlo que no tuve escapatoria, me
sometí a su voluntad.
De todas maneras, llegamos a la ciudad de Boston, directo al
parque donde se desarrollaba el Convite, para a la distancia, sólo por el
movimiento vehicular, darnos cuenta temprano de que un río humano corría hasta
ese punto.
Agrego a esta nota algunas fotografías tomadas por Alfredo
Arias, que podrían, sólo como vistas muy parciales, ahorrarme la tarea de
describir la masiva presencia de generaciones diversas de banilejos allí
congregados.
Me encontré con muchos de los que saludé hace tres años, y tuve también la dicha de abrazar amigos con décadas sin vernos, evocar tiempo idos, reiterarnos sentimientos e intercambiar vías de contacto.
En la persona de Jacqueline Peguero transmito mi reconocimiento y respeto al Comité Organizador del Convite Banilejo, a todas las voluntarias y los voluntarios, por darse cada año la meta de hacer una versión que supere la anterior, y ser capaces de lograrlo. Mis respetos, buenos banilejos!
Boston, Julio 20 de 2014.-
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