Que José Francisco Peña Gómez no llegara a ser presidente de la República Dominicana , el país al que tanto aportó y amó, constituyó una gran injusticia histórica perpetrada por las fuerzas oscuras de esta sociedad, un perjudicial retardo en el camino de la emancipación de nuestro pueblo y la apertura de una brecha para que grupos sin compromiso y carentes de valores se hayan anidado en el poder a usufructuarlo sin límites ni reparos y a convertirlo, mediante la corrupción, el despilfarro, el exhibicionismo y la impunidad, en fuente del peor ejemplo para las jóvenes generaciones. Parte de los responsables de ese impedimento a Peña Gómez están ahí, gravitando aún en la política dominicana, sin recibir la derrota histórica que su perfidia les tiene merecida, debido en buena medida a las pequeñeces y los absurdos de los personalismos, en permanente y estéril pugna, en el Partido Revolucionario Dominicano. Honrar a Peña nos impone, más que nada, cambiar ese predominio de lo individual sobre la agenda común!
Dr. Roberto Fulcar
Mayo 10 de 2012.-